Lo que llamo platonicidad, siguiendo las ideas (y la personalidad) de Platón, es nuestra tendencia a confundir el mapa con el territorio, a centrarnos en "formas" puras y bien definidas, sean objetos, como los triángulos, o ideas sociales, como las utopías (sociedades construídas conforme a algún proyecto de lo que "tiene sentido"), y hasta las nacionalidades.
Cuando estas ideas y nítidos constructos habitan en nuestra mente, les damos prioridad sobre otros objetos menos elegantes, aquellos que tienen estructuras más confusas y menos tratables.
La platonicidad es lo que nos hace pensar que entendemos más de lo que en realidad entendemos.
Pero esto no ocurre en todas partes. No estoy diciendo que las formas platónicas no existen. Los modelos y las construcciones, estos mapas intelectuales de la realidad, no siempre son erróneos; lo son únicamente en algunas aplicaciones específicas.
La dificultad reside en que: a) no sabemos de antemano (sólo después del hecho) dónde estará equivocado el mapa; y que b) los errores pueden llevarnos a consecuencias graves. Estos modelos son como medicinas potencialmente útiles que tienen unos efectos secundarios aleatorios pero muy graves.
El redil platónico es la explosiva línea divisoria donde la mentalidad platónica entra en contacto con la confusa realidad, donde la brecha entre lo que sabemos y lo que pensamos se ensancha de forma peligrosa.
Es aquí donde aparece el Cisne Negro.
2. fliying
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aeropuertos, ascépticos y turbulentos como hospital sin reposo sugerido,
pueden ser tan escalofriantes y emotivos al mismo tiempo....el *todoloquestáporven...
1 comentario:
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